martes, 29 de abril de 2008

Una última ola

Hace frío. Es normal en esta época del año. Son apenas las seis de la tarde, y poco a poco la luz va extinguiéndose. Tengo las manos heladas... nota mental: manoplas para mañana. Hace dos minutos, los dos novatos han salido del agua. Uno lleva una cara de felicidad que no se merece: el primer bottom en condiciones. El otro empieza a desesperar... no importa, pronto aprenderá a no intentar coger todas las olas, y esperar solo las que le interesen. Asi es como los demás no nos cansamos tanto como el, que parece un yo-yo... arriba, abajo, arriba, abajo...
A mi lado, mi colega de toda la vida: mi sobrino. Tiene 3 años menos que yo, y nos hemos criado juntos, casi como hermanos, aunque curiosamente, en lugar de llamarme hermano, me sigue llamando "tito". Menudas caras las de aquellos dos novatos... ¿tito? Pues si, y a mucha honra. Este si que está helado... cada vez le cuesta mas remar al pico... si es que estoy harto de decírselo: coño, ¿pa que fumas?. A ver si me hace caso.
En la orilla, con cara de pena, otro sobrino. La madre no lo deja entrar tan tarde, ni en esta época. Normal, tiene 11 años. Pero empieza a despuntar. El tío es una maquina sobre el corcho... y sobre mi tabla. Este bollo dice que aun le queda por aprender. Aunque no importa: su cara de felicidad compensó el rodillazo de la tabla. Es mi ahijado, normal que lo mime.
Tres generaciones (más bien dos) en el agua. Un tío y sus dos sobrinos, porque el que esta en la orilla, con cara de pena, sueña que esta aquí mismo, con nosotros, las manos heladas... joder, con el viento de las narices. Va a ser un gran surfer. Tiene aptitudes, y una facilidad para ponerse en pie que no había visto nunca. Encima nada como nadie. Y si le añades que dos tíos de 1.80 y 90 kilos están pendientes de lo que hace y de lo que le rodea... normal que se sienta el rey de la playa. El grito de mi sobrino al novato cuando iba a por el peque denotó quien manda en el pico: la familia... esto es como la mafia, pero sin violencia.
Miro a mi sobrino. Se hace mayor... se hace un hombre. Tiene trabajo, ya no estudia. Esta pensando en comprarse un piso, aunque ya me ha dicho dos o tres veces que me lo compra a mi, a precio de colega, guiño de ojos incluido... A ver si encuentro un buen solar aquí, hacemos unos pisos y que se quede uno. Se lo merece.
Recuerdo cuando aprendimos, los dos a la par. Con dos tablas de corcho blanco, que nos dejaban el pecho como un cristo. Luego vino el paipo de colores... las tablas, los bodyboards... es tanto por lo que hemos pasado juntos. Me cae genial. Es un buen amigo.
A mi otro lado, un amigo, no familia, pero como si lo fuera. Lo miro y me sonríe. Le sonrió y le digo que tiene mala cara. "Los años no pasan en balde", me dice... ¡Que cabron! Tiene un año menos que yo. Soy el mas viejo del pico. Al fondo, ese círculo enigmático anaranjado se va introduciendo en el horizonte, quizás para llevarles olas a otros como nosotros en otro lugar, en otro mundo. Somos tantos los que compartimos este sentimiento, y tanto nos cuesta ser todos amigos... Maldita sea nuestra estampa. Somos demasiado individuales. Empezando por mí: Surfer solitario... me gusta estar solo en el agua. Aunque hoy disfruto de la compañía de unos amigos, de gente que es mi familia, da igual que compartamos o no la misma sangre... somos familia.
El sol se esta poniendo, dejando que vuelva a reinar la oscuridad lo que queda de día. Mañana, a eso de las 7, comenzará otra batalla: el sol ganara entonces. En el horizonte no se ven olas... ¿Que hacemos aquí? Sencillo, disfrutar del momento. Incluso pienso que una ola estropearía el momento, que le quitaría la magia a este instante. Es mas, estoy convencido de que si en estos momentos llega una ola, me negaría a remarla, me quedaría sentado en la tabla, y esperaría a que oscureciera del todo. Tan mágico es este momento. Si una ola viniera... como esa que se esta levantando, me negaría a intentar cogerla... dejaría que los otros la disfrutaran. Yo disfrutaría viéndolos a ellos, y con el atardecer tan bello. A fin de cuenta, además de surfer, soy persona... Miro a mi sobrino y a mi amigo, se preparan para remar. Yo sigo en la tabla sentado. ¿Acaso no comprenden la espiritualidad del momento como yo la comprendo? ¿O es que solo se preocupan de coger olas? Mi sobrino rema ya con fuerza... Mi amigo se prepara para levantarse... y de repente descubro mi propia voz diciendo: "¡¡Miaaa!!", veo a mis pies en la tabla, mi cuerpo flexionado, los brazos manteniendo el equilibrio... miro atrás y veo al sol guiñarme mientras se va...
Hasta mañana amigo, la noche ha triunfado... igual que las ganas de surfear. Hasta mañana.

1 comentario:

Fits dijo...

Jajaja que buen final ;)