jueves, 18 de febrero de 2010

Un dia precioso

Que bello es el mundo.

Hace dos hora que ha parado de llover. El cielo es de un color azul plomizo... y aun así, precioso. El arco iris, pálido, difuso, se deja entrever en el horizonte. Las nubes casi lo han cubierto... presagio de nuevas lluvias. Hace tres dias que la lluvia, esa misma que vuelve a amenazarnos, golpea incesantemente los cristales de las casas, los techos de los coches, horadando la arena de la playa. Este frente frio hace que la temperatura, 13 grados en estos momentos, parezca polar, sueca o islandesa. Lo mismo me da, nunca he salido de este lugar.

A mi derecha, manchado por la tormenta, el espigon. Los barcos cobardes no se atreven a salir al mar... no con estas condiciones. A mi izquierda, cual púgil deseoso de entrar en combate, el mar enbravecido... lleva once horas amenazando a los barcos que intentan salir a faenar, a violar de nuevo los arrecifes y caladeros... malditos seres humanos, que todo lo arrasais. Por ahora, gana la batalla... el tiempo dirá si la guerra.

Frente a mi, el horizonte. Grisáceo. Mas bien plomizo... con un toque azul, pero plomo a fin de cuentas... el mar apenas se diferencia del cielo... ambos se han unido para hacer frente al ser humano. Por ahora lo consiguen. Los barcos siguen sin salir a faenar. Y aunque les pese, los peces descansan mecidos por las olas del mar.

A mi espalda, un mar de sargazo... sobre la arena de la playa. Curioso, la "lechuga marina" no se utiliza para nada... sí la aleta insipida, incolora e inutil del tiburon... el ser humano de nuevo: lo pesca, le arranca las aletas y lo devuelve al mar... donde morirá agonicamente. El ser humano de nuevo... maldita sea.

En mi rostro, esos trece grados. Aunque la piel sigue empecinada en que como mucho serán siete, u ocho. El cerebro sigue con su retahila sobre la llamada sensacion termica... Mis manos y mis labios, azules... como el cielo mañana, quizás pasado. Me escuecen los ojos... el salitre se seca con el aire frio que viene del norte... aunque a mi me esté dando desde sur-sureste... cosas de la vida, o de los hombres... o de ambos, o de ninguno. Pero hace frio.

Tras este instante de lucidez moral, de anormalidad mental, de soledad espiritual, evoco el recuerdo de las dos ultimas horas: Lluvia intermitente (cualquier cosa es intermitente tras el aguacero de los ultimos dias... esos tres dias que han hecho enloquecer a mas de uno... y que a mi me han devuelto la cordura. El viento permite algo de juego, y las olas, apenas 80 centimetros de agua bien formada, alineada y con propension a circular hacia la derecha, han conseguido que por ciento diecisiete minutos (al menos eso dice mi reloj sumergible de ultima generacion...F-91W de Casio), mi mente se olvide de la hipoteca, del trabajo, del coche en el taller y de la madre que parió a todo el mundo... que aunque estemos en navidad, el espiritu de humildad y humanidad no contagia mas que a dos imbeciles, yo uno de ellos.

Las olas de derecha han conseguido que me olvide de que pasado mañana, nochevieja, estaré más proximo a mi jubilacion, aunque apenas haya pasado la treintena... y es que ya no soy un chico "tuenti"... ya soy "treinti" (o del Facebook, como gusten). Tambien han conseguido que olvide a mi esposa, a mi perro, a mi familia... para centrarme en recuperar estos cinco meses de sequia surfera. El frio atenaza mis manos, y mi 4x3 de neopreno negro no consigue mantener el calor en mi cuerpo... que se contrae nervioso ante el frio que amenaza mi locura, mi cordura... ya no tengo ganas ni de orinar, y eso porque hace frio, un frio de cojones.

Pero aun con el cielo gris, la lluvia amenazando, la hipoteca, la familia discutiendo por carne o pescado para cenar pasado mañana, mi mujer preguntandome si he confirmado la reserva para veintidos comensales, mis amigos preguntando si saldré o no, los clientes dejando mensajes en el movil apagado, y luego enviando e-mails maleducados felicitando genericamente a mil personas... ni siquiera la idea de que el mar, inexorablemente perderá nuevamente la batalla contra el ser humano, y en varios dias será nuevamente ultrajado por el maldito ser humano. Ni el frio, calado hasta mis huesos. Ni el viento, secando y cortando mis morados labios. Ni nada, ni nadie... consiguen borrar la sonrisa de mi cara.

Hoy, tras cinco meses sin tocar mi tabla, he vuelto a hacer surf... ¿verdad que hace un dia precioso?

Caminante, ve a Esparta y diles a los espartanos que por obedecer sus leyes aquí yacemos.

"Caminante, ve a Esparta y diles a los espartanos que por obedecer sus leyes aquí yacemos." 

En realidad, lo que pone en la piedra conmemorativa es lo siguiente: Oh, extranjero, informa a Esparta que aquí yacemos todavía obedientes a sus órdenes.

Simónides de Ceos fue el compositor, pero dicha piedra se perdió. Hoy en dia, hay otra, pero no es la original. Herodoto dijo que el texto era el que arriba se ha transcrito.

Lástima que no sepamos a ciencia cierta qué se escribió.


The girl from yesterday

Veo como pasa el tiempo, y me asusto.

Como dice la cancion, me asomo a la ventana, pero no veo a la chica de ayer. En su reflejo veo un rostro ajado, amargado, cansado, que ha perdido el brillo, la ilusion reflejada en sus pupilas. Será que me estoy haciendo mayor...

Miro a la ventana, y no veo el mar. Veo un vasto oceano de hormigón, cristal, ladrillo y suciedad. ojalá llueva de nuevo, y se lleve la basura que flota en el ambiente. Mi ciudad está más vacia que nunca... ¿o será mi corazón...?

Cierro los ojos, apuro el ultimo trago y suspiro. Ya ni recuerdo cuando fue la ultima vez que entré al agua. Esta maldita vida que te arrastra... Me giro, abro la carpeta del ordenador que me tiene aprisionado en la mesa, dandole la espalda al poco cielo gris que se ve en esta jungla. Los pasos son sencillos: Menu Inicio ---> Mis documentos ---> Mis imagenes ---> Surf... Sí. Dentro tengo un millón de recuerdos que se borrarán con el siguiente formateo. A fin de cuentas, el portatil, por mucho que me lo vendan como un "plus" en el trabajo, es eso: trabajo. Y cuando me vaya, otro ocupará mi lugar, borrara mis fotos, mis recuerdos. Así de efímera es la vida.

No soy ultimamente muy optimista. Mas bien al contrario. Estoy de un humor de perros... ¿será porque estoy trabajando desde casa? "Movilidad generacional"... menuda patraña para quitarte mas tiempo de vida. "Adecuacion familiar"... mas de lo mismo. Si me toca trabajar en casa, además tengo que cocinar. Y ni lo uno ni lo otro sale bien.

Suena la puerta. Ha llegado ella. Al fin un rayo de luz en un dia plomizo. Me duele algo la cabeza, pero nada que no solucione otro ibuprofeno, o paracetamol. Antes se llamaban Gelocatil y Termalgin. Lo cambian todo. De la cocina llega un tenue olor a pasta, nata y verduras... sonrio, pues acaba de destapar la olla que mantiene caliente los espaguetis con crema de espinacas y brocoli... Hace años hubieran sido con tomate frito y atún, pero hasta eso ha cambiado. Se acerca a mi, trae una curiosa sonrisa, un cd en la mano y unas ganas de reirse de mi que no entiendo... en el ultimo momento hace un quiebro, sin decir ni una palabra, se encamina al equipo de musica (cuando yo era un pipiolo era una cadena de musica, el que la tuviera, el resto teniamos un radiocaset -porque no habia dios que escribiera bien aquello de radiocassette-) y abre la bandeja del cd. Inserta el compacto que trae y le da al boton... coge el mando a distancia y se sienta en el sofá frente a mi. Viene preciosa con esos vaqueros algo desteñidos, el jersey veerde y las botas marrones... la tia tiene un gusto exquisito para combinar cualquier cosa y convertirla en una estampa de primera... y todo le sienta bien... ¿será por el brillo de sus ojos? ¿o porque tras diez años cada dia estoy mas enamorado?

Suenan unos acordes conocidos... un bajo, pausado, una guitarra, y entra la bateria... sí, la conozco... "La chica de ayer"... ¡¡que raro, en inglés!! Sonrie al ver mi cara de extrañado... voy a decir algo y me tapa la boca a distancia posando uno de sus dedos en sus labios... silencio me dice sin palabras... Pasan 10 o 20 segundos, decide levantarse. A estas alturas ya ni se que estaba haciendo en el ordenador... ni me importa.

Se acerca, pausadamente, moviendo su pelo con una mano, la otra se extiende a mi. Parece que quiere que me levante, asi que lo hago. Llevo vaqueros tambien, zapatos marrones y camisa por fuera... una vieja camisa verde oliva que no le gusta nada, pero que le encanta que me ponga en casa... Vamos vestidos iguales, y ni me habia dado cuenta. Curioso.

Extiendo mi mano, se encuentra con la suya, nos acercamos y comenzamos a bailar. Durante algo mas de 3 minutos, la musica y nuestros pasos son lo unico que se escucha en el despacho... termina la cancion, y está puesta en repeticion. Vuelven a sonar los primeros acordes, y esta vez ella rompe el silencio: "¿Te acuerdas de la primera vez que escuchamos juntos esta cancion? La cantaba otro grupo, que nos gusta mucho... el del ultimo concierto al que hemos ido (dice al ver mi cara de no saber de quien habla...)... si, ese mismo... (dice al ver que sonrio y voy a decir algo)."

No he hablado, solo ella, pero ha conseguido lo que se proponia. Corria el año 2002, septiembre. Acababamos de salir de una sesion en el sur de Cádiz de mas de 4 horas en el agua. El mar estaba lleno de surfistas y bodyboarders. Pero estuvo bien. Ella, por primera vez, hizo surf conmigo. Mas bien bodyboard. Creo que disfruté yo más viendo su cara de felicidad al coger las olas que al coger yo las mias... Lo mejor de todo fue la puesta de sol. Sólo quedabamos en el agua 8 o 10 personas, y juntos, ella y yo, mirando al horizonte, vimos como el sol se puso. Tras eso, salimos con una sensacion de felicidad y paz que aun hoy perdura en mi recuerdo. Nos montamos en el viejo Clio, aun humedos de la sesion. Encendio la radio, y justo cuando iba a emprender la marcha, me quitó la llave del contacto... escuchamos esta misma cancion, en otro idioma, otro grupo... y me vino al recuerdo el gran Antonio Vega, la cancion original, y sonrei. Aquel dia, aun lo recuerdo, me sentí feliz.

Ahora me toca romper el silencio a mi. Voy a explicarle lo que ha hecho por mi, lo que ha conseguido. Voy a decirle que la quiero, que estoy muy enamorado de ella, que me alegro de compartir mi vida con ella... abro los labios, y ella me pone el dedo encima, sonrie y me dice: "Lo sé".

Gracias por ser como eres.