lunes, 14 de julio de 2008

El auténtico surfer

La próxima vez que vayas a la playa, recuerda esto y fijate bien. Verás a un tímido chico que se sienta aparte. No parece surfer, al menos no parece que le ha vomitado encima un camion de marcas surferas (Billabong, O´neill, Rip Curl, etc). Viste y calza normal. Se sienta aparte, sin mas compañia que su sombra. A diferencia de ese grupito de niñatos, surferillos de palo que se jactan de que hoy no hay tamaño para entrar al agua... justo al lado de un grupo de chicas. En fin, así es el mundo.
Ese chaval timido, aislado, demuestra interés. No pierde detalle de la sesión. Se fija en la gente que entra, en los que ya estan dentro y en los que salen. Presta atencion a ese par de surfers que comentan lo picada que esta la mar esta tarde, que cuesta el take off por culpa de esa brutal pantalla. Pero que mola... Suspira, sonrie y se alegra cuando ve a un jinete cabalgar una ola.No entiende apenas que es eso de reentry, take off, bottom... le suena el 360, el tubo y poco mas. Algunos jinetes negros lo ven como un chaval aislado, y se compadecen de el. "Que lastima que el chaval esté solo, podría estar con aquel grupito de surferillos de palo, al menos no estaría solo en la arena".
En casa, cuando vuelva, le echarán la bronca. Por llegar tarde, por llegar con los pantalones y los zapatos llenos de arena. Le dirán que se deje de tonterias y estudie cuando diga que quiere hacer surf. El padre, con suerte, no se reirá de él. Lo normal es que le diga que juegue al futbol, que es mas barato...Ese chaval se sentirá desubicado, aislado, incomprendido. Sentirá que la gente lo mira como si de un bicho raro se tratara. Pasará mil noches en vela soñando con convertirse en un jinete negro... en surcar las olas. Pasarán cien tardes antes de que tenga oportunidad de probar; mientras tanto, esas tardes las pasara en la orilla, sentado, haciendo suyos cada giro, cada remada, cada caida de un jinete de los que ahora están en el agua...
Llorará de rabia, temblará de ira, se enfadará y gritará. Le tacharán de loco, de imbecil, de inutil. Le dirán que es un deporte de tontos, que ni siquiera es un deporte. Que se quite los pajaritos de la cabeza...Comprará alguna revista de surf, o recogerá las que le den viejas, anticuadas. Dibujará en sus cuadernos viñetas de surf, se hará una carpeta con fotos de surfers y olas desconocidas, pero no se atreverá a llevar esa carpeta al colegio. Una vez lo intentó, y terminaron humillandolo.
Ira mil tardes a las tiendas de surf, a mirar los escaparates. A mirar las tablas, los trajes, las lycras. Cuando vaya con su familia de viaje, rogará ir a un sitio con playas, con olas.
Lo pasará mal, muy mal. Pero no me compadezco de ese chaval.
Porque mientras le toman el pelo, mientras la gente se mofa de él, nadie sabe lo que realmente hace: cada centimo que cae en sus manos, cada misera paga, cada euro que le dan va a una hucha. Algún dia podrá abrirla. Y orgulloso se irá a comprar esa vieja tabla amarillenta que hay en aquella tienda. Esa tabla que lleva visitando cada tarde al salir del colegio camino de casa, aunque la tienda esté en la direccion opuesta a casa, aunque llueva, haga frio o el calor lo sofoque.
Algun dia llegara a la tienda con una bolsa de plastico llena de monedas. Orgulloso y temeroso querrá comprar aquella vieja tabla amarillenta. El tendero sonreira, y le dirá con sinceridad: "Es vieja, pero buena. Con ella aprenderás". Orgulloso se irá a casa, y darán igual los gritos, las amenazas, los insultos... dará igual todo. El próximo dia de olas irá.
En su cara se reflejará el orgullo de una estirpe, de una raza claramente distinta al resto de la humanidad. Ese dia temblará, pero no de frio, el pulso le vacilará, pero no de temor... ese dia, al fin, descubrirá lo que en realidad ha pasado desde el primer dia que vio un jinete negro surcando una ola: que por muchas adversidades que se nos pongan, los jinetes negros nacemos con la primera ola. Por siempre, para siempre.
Compañero, no me compadezco de ti, te doy la bienvenida a tu tribu como un igual. A remar.