martes, 29 de abril de 2008

Historia de una sesión

Te levantas temprano, cuando aún ni el sol ha salido por el este. Hace frío, te apetece quedarte en la cama, pero algo te dice que te pongas en pie, que merece la pena el esfuerzo. Recoges las bolsas, todo esta dentro desde anoche, esperando que llegara este momento. Los nervios tambien han despertado del sueño... ¿habrá olas? ¿cómo se dará la sesión? ¿merecerá la pena el madrugón que te estas dando? Mil dudas atacan tu mente mientras te tomas un café caliente, necesitas despejarte y algo caliente para tu cuerpo.
Bajas al garaje, metes todo en el coche, aseguras las cintas de la baca... ay... si algun dia se cae esta vieja tabla, con ella se partiria tu alma. Tantas veces has entrado en la tienda del barrio, tantas veces has visto nuevas tablas... la verdad es que no te va tan mal, podrías comprarte una nueva. ¡Pero no! Tu vieja tabla y tu habeis vivido demasiadas experiencias. Sería un delito deshacerte de ella. Con el aliento gélido, y con cara aun adormilada, te montas y arrancas. Enciendes las luces, porque aun no hay suficiente claridad... El camino es rapido, quizás sean los nervios... da igual que lleves 10 años haciendo esto, cada dia, cada vez que vas en busca de las olas, tiemblas de emocion, no de miedo... eso ya pasó. A decir verdad, han pasado demasiadas cosas... y tu tabla es testigo de ellas: sus golpes reparados, su característico color amarillento (y eso que en la tienda te dijeron que no se pondria amarilla... ¿recuerdas aquella conversacion hace tantos años?...). Si que has vivido muchas aventuras, y todas con tu compañera. A veces has pensado que merece ir dentro del coche, no en la baca... si es como de la familia, joder.
Llegas al destino. la playa está muerta, no hay nada ni nadie allí. Ves en el aparcamiento un par de furgonetas, parece que dentro están durmiendo, junto a las tablas... Esa si que es vida, ¿no? Lástima que tu no puedas, que haya otras obligaciones que te impidan llevar esa vida... ¿Recuerdas cuando comenzaste? Tu sueño era algún dia buscar una furgoneta y vivir un surfari los 365 dias del año, sin mas preocupaciones que encontrar la ola perfecta, esa ola que en algún lugar espera impaciente a que tú, solo tú, la descubras... Pero has cambiado, ¿o quizás has envejecido? Da igual que tan solo tengas veintitantos... tu alma se esta consumiendo... estás madurando... joder, si hasta te dicen que parece que estas sentando la cabeza. ¿Quien te lo iba a decir? A ti, que incluso faltabas a clase para irte a la playa con los amigos cuando habían olas... Cúantas excusas tontas le pusiste a tus padres cuando te veían aparecer a media mañana, diciendo que si habia huelga, que si una excursión... mil excusas para irte a la playa. En fin, dejas de recordar, y miras por primera vez hacia la orilla...
¡Hay olas! Esa sensacion es maravillosa, cura los dolores del cuerpo, y tambien los del espiritu. Rejuvenece tu alma, hace que vibres con el sonido de la espuma al romper en la orilla. Te pones el neopreno con la respiracion entrecortada... hace frio... Joder, si que hace frio. Coges las cosas y las guardas en el coche, cierras, te guardas la llave en el traje y bajas a la arena... Mira, está empezando a amanecer... Que bello... si ella algún dia decidiera venir a ver esto... Merece la pena madrugar solo por ver este amanecer.
Y si ella, que ahora mismo está durmiendo en la cama, con el pelo revuelto, más bella si cabe que cuando se arregla para salir, si ella quisiera un dia venir a ver este amanecer contigo, seguro que se enamoraba del surf, como te pasó a tí. Se dibuja una sonrisa en tu boca, una leve sonrisa, al recordar su imagen durmiendo arropada, al recordar su gemido al moverte para levantarte. Definitivamente estás sentando la cabeza. Entras al agua, y por primera vez se rompe la magia... joder, que fria está. A esto no hay quien se acostumbre... ¿Para qué habré venido, con lo bien que estaba en la cama, calentito, acompañado? Si es que hace friooo. Empiezas a remar, hasta llegar al pico... Una vez allí te sientas, contemplas el amanecer... Si, definitivamente, esto es vida, aunque tu cuerpo diga que se está helando. Miras al fondo, y la ves venir, majestuosa, radiante, orgullosa... la primera ola.
Remas, te colocas en el sitio justo, no hay que estar vigilando que alguien se te cruce... estas solo en el agua. Ahora si, remas con ganas, ignorando el dolor de las manos... Va, va, va... te pones de pie. Si señor, buena bajada, limpia, sin brusquedades, como se hacía antes. Es tuya... sin duda. Llega el momento de disfrutarla, no te dedicas a hacer contorsionismo con el cuerpo, nada que no sea surcarla... disfrutar de la vida... Asi estas un buen rato, casi una hora. El sol ya ha salido, las gaviotas se posan en la arena húmeda, y a ti te invade una sensacion de plenitud... Pero el mundo esta comenzando a despertar... alguien pasea por la playa, empieza a haber movimiento de coches en la carretera. Sales del agua, casi a hurtadillas... Te cambias, metes todo en el coche y desapareces antes de que esos que duermen en la furgoneta salgan... Creeran que son los primeros en entrar ese dia... pero la sensacion que te invade a ti dice lo contrario: la playa se te ha entregado virgen ese dia... solo a ti, a nadie mas... ¿El resto? Vuelves a casa, con los sentimientos encontrados... felicidad por un lado, tristeza por el otro... Has disfrutado tanto o mas que aquella primera vez, te sientes afortunado por lo que has vivido esta mañana. La pregunta que te ataca, que te asola...
¿Cuando volverás a sentirte vivo? Sin duda, conoces la respuesta, lo sabes bien, llevas muchos años respondiendote tu mismo... ¿cuando volverás a sentirte vivo? Con el proximo amanecer.

No hay comentarios: