miércoles, 2 de abril de 2008

Cuando nadie me ve

Cuando nadie me ve, lloro desconsolado. Cuando nadie me ve,me desespero. Cuando nadie me ve, siento que cada segundo que pasa lacera mi maltrecha alma. Cuando nadie me ve, recuerdo lo pasado hasta ahora y veo reflejada en mi cara la desilusion.

Cuando nadie me ve, aprovecho para dormirme, y quizás soñar con no volver a despertar. Porque si algo he descubierto hasta ahora es que si no estuviera presente, pocos me echarian de menos, y el que mas me añoraria, sería mi perro. Y es con el sueño de la unica manera que alcanzo la paz, que soy quien quiero ser, que digo y hago lo que me apetece, lo que necesito decir y hacer. Porque cuando despierto, la mordaza vuelve a atar mi lacerante boca, impidiendome clamar a los cuatro vientos la desilusion y el desconsuelo que me llenan, que rebosan de mi alma pudriendo mi vista.

Cuando nadie me ve, triunfo, porque soy yo, y no debo nada a nadie, ni debo contenerme ante nadie. Destaco como un haz de luz en una noche cerrada, como un faro en medio de una tempestad. Vuelo por sobre las nubes, y miro hacia abajo y veo mi insignificante ser, mi maldita existencia y me regodeo por haber abandonado mi fatigado cuerpo, mi desgastada alma. Y vuelo, y soy yo. Al menos una vez puedo ser yo mismo, sin aditivos, sin tapujos, sin miedo a nada ni a nadie, sin temor a decir lo que pienso porque puedo hacer daño. Y vuelo, y soy mas yo que nunca, porque nunca he sido yo si no vuelo.

Cuando me pierdo entre dos briznas de hierba, mimetizandome con ellas, descanso. Respiro hondo y miro al horizonte, y veo a mi perro moviendo la cola y ladrando de felicidad. Y lloro desconsolado porque lo dejo solo y el aún no lo sabe. ¿Que hago? Adonde voy, él no puede seguirme, por mas que lo intentará. Porque he descubierto que es mi único gran amigo, que no necesito hablarle para que me entienda, ni mirarlo para que me comprenda. Porque de mi mano sale el don mas preciado que tiene: una caricia. Porque de su cara sale el don mas preciado que jamás tendré: sinceridad.

Cuando me pierdo en mis pensamientos, mi aflicción se calma. Y la tormenta que hierve en mi interior se aplaca. Y vuelo. Y soy feliz. Porque cuando me pierdo en mis pensamientos, me encuentro a mi mismo, sin tapujos, sin aditivos, y me veo siendo yo mismo, al fin yo. Y vuelo. Y voy camino de Avalon, donde reposan los valientes y nobles de corazon, donde debiera reposar por siempre jamás. Porque me siento roto por dentro y necesito volar, huir de mi para ser yo.

Estoy cansado de ser yo mismo, sin ser yo. Estoy cansado de tanta hipocresia que me rodea, de besos frios, de caricias falsas, de palabras de cariño que pretenden herirme, de besos no dados, de sonrisas forzadas. Estoy deshecho por dentro, y necesito volar, que el aire purifique lo poco que queda de mi maltrecha alma. Porque necesito volar para ser yo. ¿Y como puedo volar? Soy tan desdichado y miserable que ni siquiera se escapar de mi mismo. Y lloro desconsolado, porque nadie me ve. Salvo yo mismo. Y me repugna llorar. Pero no puedo escapar.

No hay comentarios: