viernes, 11 de abril de 2008

Lágrimas al amanecer

Despiertas con el amargo sabor salado en la comisura de los labios... "¿Has llorado esta noche?", te pregunta ella, mientras te acaricia el rostro con esa delicadeza que solo ella sabe aplicar. Te tocas las mejillas desconcertado, y descubres los húmedos surcos, pruebas irrefutables de que sí, has llorado, y ella lo ha descubierto antes de que pudieras hacer nada. Maldita sea, así no. Asi no...

Ella preocupada, se incorpora suavemente en la cama, y el camisón de verano delata las curvas, las mil curvas en las que te puedes perder, las ondulaciones de su cuerpo que te encanta recorrer con las yemas de los dedos. Te mira a los ojos preocupada, no sabiendo cómo reaccionar. Se intenta acercar. Y en ese mismo instante, te levantas bruscamente de la cama, dejandola a medio camino entre tú y la nada. La nada...

Vas al baño, abres el grifo del agua fría y sumerges las manos en el chorro revitalizante, frio, húmedo. Y con las manos rebosando agua, acercas tu cara. Es sencillo borrar esas huellas, muestra inequívoca de tu debilidad humana. A fin de cuentas, los chicos no lloran. Te miras en el espejo, y el silencio que inunda la habitacion es tan pesado como una losa de hormigón.

Por la ventana se filtra un rayo de luz, y el calor de un nuevo día te enseña lo que eres. Miras furtivamente la cama, donde ella sigue en la misma postura, con la preocupacion en el rostro, sin saber qué hacer, qué decir. Algo va mal. Y lo sabe. Teme perderte. Es lógico. Llevais juntos muchos años, quizás demasiados... quizás.

Respiras hondo, te giras y la miras directamente. Te acercas a la cama. Te sientas a su lado. Mezclas tus dedos con su sedoso cabello, usandolos a modo de peine, aunque el resultado sea totalmente el contrario... Te acercas apenas unos milímetros. Acción. Ella nota lo que has hecho, y se acerca los centímetros que faltan, y acerca sus labios a los tuyos. Reacción. Os besais. Os besais durante un rato, sin tocar nada que no sea el cuello y el rostro, sin intentar otra cosa distinta a besaros. Causa.

Tras un momento que resulta una eternidad, vuestros labios se separan. Ahora en su rostro se dibuja la alegría, o felicidad, o tranquilidad, o lo que sea. Paz quizás. Consecuencia. Te sonríe, y ves aparecer entre sus labios un esbozo de sus dientes. Sonries. Y se rompe el silencio... "¿Por que has llorado?"

"Porque soñé que no volvia a hacer surf nunca más."

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